La historia de Moisés.La historia de la Libertad.Segunda Parte.
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"El Señor había dicho a Moisés: Ve, vuelve a Egipto y Moisés dejó a su esposa y a su hijo y regresó a las tierras de Egipto y en su mano llevaba el báculo de Dios". Esta es la frase que se oye al comenzar la segunda parte de la película, después del descanso intermedio ya anunciado por Cecil B. De Mille en su presentación.
La escena es el trono de Ramsés Segundo que está junto con su reina de Egipto Nefertari y su hijo y demás personas de la corte faraónica, recibiendo a embajadores de otros países que vienen a rendir tributo a Ramsés. En la puerta se anuncia la entrada de cada uno de los embajadores, como el ambajador de Príamo que ofrece una extraña tela a los monarcas llamada seda. El embajador de Jericó, pero cuando llegan Moisés y Aarón, el guarda les para la entrada y les pregunta: "¿Qué reino te envía aquí?", a lo que Moisés contesta: "el Reino del Altsísimo". Moisés y Aaron entran entre los comentarios de los asistentes que los califican como beduinos. Moisés y Aarón están enfrente de Ramsés y Nefertari y cuando el faraón le pregunta que presentes traen, Moisés contesta: "Te traemos la palabra de Dios.". Ante la poderosa voz de Moisés, Nefertari le mira asombrada pues no había reconocido a su antiguo amante hasta que ha hablado. Ramsés le mira con sarcasmo preguntando quién es ese dios que menciona y como Moisés ve que se está burlando, para demostrale quién es Dios, le da a Aarón su báculo y Aarón lo extiende en el suelo transformándose en una cobra ante el asombro de Nefertari, su hijo y el resto de la corte. Pero Ramsés se sigue riendo y ordena a los magos de la corte que hagan lo mismo. Dos sacerdotes traen sendos báculos que al dejarlos en el suelo se transforman en serpientes, pero la cobra de Moisés se las come. Sin embargo, Ramsés se sigue burlando y le dice a Moisés que le pida a su báculo que los esclavos de Goshen hagan ladrillos sin usar paja, que la recojan por la noche, pero la producción no ha de disminuir. Moisés sale de la corte sin ni siquiera mirar a Nefertari que se queda sorprendida pues esperaba un saludo de él.
Cuando Moisés y Aarón llegan a Goshen son bien recibidos hasta que Moisés les explica el nuevo edicto del Faraón. Los hebreos se quieren vengar y gritan palabras contra Moisés que va a ser apedreado pero interviene la guardia egipcia, los soldados de la reina, que le salvan. Cuando Moisés se halla ante Nefertari, ésta le dice: "Te he maldecido cada vez que Ramsés me estrechaba entre sus brazos", pero Moisés le explica que él es otro hombre distinto del que ella conoció. "Nefertari, yo he estado ente la luz cegadora de la propia presencia de Dios", pero Nefertari se rie y no hace caso hasta que Moisés le explica que se halla ligado a su Dios, a su pueblo y a una pastora con la que se ha desposado. Nefertari se compara con la pastora e intenta seducir a Moisés que permanece sereno explicándole a Nefertari que hay una belleza más allá de los sentidos, la belleza del espíritu. Sin embargo, Nefertari advierte a Moisés que es ella quien puede aplacar el corazón de Ramsés u hostilizarlo y Moisés le dice: "Sí, es posible que seas tú la adorada inmundicia que utilice Dios para llevar a cabo sus designios" y se va, dejando a Nefertari. Al día siguiente, por consejo de Miriam, la hermana de Moisés, los hebreos llenan cántaros de agua del pozo pues les han dicho que durante unos días habrá escasez de agua. Josué ha acudido al pozo pues le han dicho que por allí viene Lilia cada día y en efecto poco rato después aparece Lilia ricamente ataviada en comparación con el resto de hebreos. Josué la detiene pues ella pasaba de largo y ella le dice que ha muerto para su pueblo al estar con Dathan y además le dice que está voluntariamente.
Esa misma mañana, Ramsés y toda su corte, generales, sumos sacerdotes se hallan en el Templo para rendir culto a sus dioses que manan agua que va a parar directamente al Nilo. Ramsés lleva una jarra y vierte agua en el caudal que mana de los dioses como parte del ritual pero en ese momento aparecen por un lateral Moisés y Aarón pidiendo de nuevo la libertad de los esclavos hebreos. Un general quiere atacar a Moisés pero Ramsés se lo impide y como éste sigue burlándose, Moisés le entrega a Aarón su báculo y le dice que toque con la punta las aguas del Nilo. En el mismo momento de producirse el contacto entre el báculo y el agua, ésta se tiñe de rojo, se convirte en sangre y la sangre empieza a extenderse por todo el río para el asombro de todos los egipcios. Pero Ramsés coge su jarra de agua y sigue con la ceremonia vertiendo el agua sobre el torrente que mana desde las estatuas de los dioses que ahora baja como sangre. Ramsés se queda congelado al ver que también de su jarra cae sangre y Moisés se marcha diciéndoles que durante siete días Egipto padecerá sed. Al cabo de unos días, Ramsés se halla en una de las terrazas del palacio real y el sacerdote le está diciendo que el pueblo está cansado de las plagas que están cayendo sobre Egipto por no dejar libres a los esclavos, pues después de la plaga de la sed vino la de las ranas, los piojos, las moscas, la peste, las llagas y el pueblo ya no puede aguantar mas y se está revelando contra los dioses alejándose de los templos, pero Ramsés le contesta que los dioses los crearon ellos para dominar por temor a los hombres. Moisés llega en ese momento para preguntar a Ramsés si dejará libre a su pueblo, pero Ramsés le contesta que ha sabido que se desprendió barro rojo de una montaña que emponzoñó el Nilo y eso produjo que hubiera sequía, salida de las ranas del río y afluencia de moscas, piojos y todas las demás plagas que para él no son causadas por su dios sino que han tenido causas naturales y que por lo tantoto no dejará libre al pueblo de Israel. Entonces Moisés le contesta: "Ahora vas a convencerte de que esas cosas son ordenadas por Dios. Lloverá granizo de un cielo despejado y que arderá al caer al suelo. Verás las tinieblas cubrir Egipto al mediodía, cuando el sol se halle en lo más alto." y Moisés se aleja diciéndole que el granizo se acerca. Y efectivamente, Ramsés puede ver como de un cielo sin nubes empieza a caer granizo que al llegar al suelo se transforma en llamas de fuego. Y Egipto estuvo sumido tres días en las tienieblas y al finalizar el tercer día la corte de Ramsés se halla reunida pues han escrito la orden para dejar libres a los esclavos hebreos, pero Nefertari empieza a burlarse de Ramsés calentándole la sangre en presencia de su hijo hasta que, cuando llega Moisés que había sido llamado a la corte para darle por escrito el permiso de salida, Ramsés coje el papel escrito y lo arroja al suelo pisoteándolo y negándose a dejar en libertad a los esclavos, pese a que toda la corte, generales y sacerdotes le dicen que no pueden luchar contra su dios.
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