La otra historia de Moisés.Moisés el Iniciado.Productos relacionados VI.
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Presentamos en esta página una visión de Moisés totalmente diferente y que nada tiene que ver, ni con las Sagradas Escrituras (La Biblia), ni con ninguna película que jamás se haya hecho. Está obtenida de la lectura del libro "MOISES. EL VIDENTE DEL SINAÍ" escrito por un tal Hilarión del Monte Nebo. Se trata de un libro que se halla dentro de la asociación denominada "Fraternidad Cristiana Universal" en el que se presenta a su fundadora y en el que se dá una visión de Moisés de tipo "esotérica", como gran Iniciado y dentro del contexto compartido por muchas culturas de la Tierra, en el que no tenemos una única existencia sino muchas y que con la repetición de las diferentes vidas, quien se esfuerza por caminar por el difícil sendero de la Iniciación consigue llegar a la comunión con la Divinidad, disfrutando de unos poderes y facultades que para el ser humano ordinario, no partícipe de estos contextos culturales, son cosas que pueden parecer pertenecientes a la imaginación, a la fantasía, al mundo de las creencias, etc., etc., etc. El libró llegó a mis manos de una manera especial. Resulta que mi hermano se fue de vacaciones a Ginebra y allí comentando con una amiga que estaba haciendo unas páginas web sobre LOS DIEZ MANDAMIENTOS, la amiga le regaló el libro en cuestión para que me lo diera a mi. Es un libro de 885 páginas que he leído con curiosidad y que resumo a continuación, como un dato más a añadir relacionado con Moisés. El libro parte de la base de que los primeros habitantes de Egipto fueron descendientes de los habitantes que huyeron del hundimiento de la Atlántida.
La princesa Av-Isis-Thimetis, está enamorada de Amram, el joyero real, que es hebreo y sigue la religión de Jehová. Los grandes sacerdotes le dicen al Faraón que debe dejar libre a su hija porque está destinada a ser la madre de alquien que será luz, camino, verdad y vida para la humanidad de todos los tiempos. Thimetis es hija del Faraón Seti Ramsés I y la Reina Esposa Epuvia Ahisa. Los hebreos hablan del Dios Vivo frente a los dioses muertos de Egipto. Enabi, ayudante y sirviente de Thimetis, se rebela y no le gusta que su princesa ame a Amram, pero la princesa aprovechando que su padre se ha casado con una reina de Sicilia, le dice que con esa reina tendrá al heredero al trono que tanto desea y le pide que le conceda dedicarse al estudio de las Ciencias de la Vida y de la Muerte, retirándose con una escolta y todas las mujeres que lo deseen a estudiar con ella prometiéndole a su padre que si no tuviera descendencia, ella ocupará el trono de Egipto. De esta manera, con el favor concedido de su padre, se saca de encima todas las peticiones de mano de príncipes y reyes de las naciones circundantes.
El sentir de Enabi se asemeja a la situación en que la esclava Memnet no le gusta que la Princesa Real adopte un niño hebreo, en la película de Cecil B. De Mille. Thimetis, retirada a su palacio particular se desposa en secreto con Amram, con el sólo conocimiento del Pontífice Amonthep y algunos sacerdotes del viejo culto. La dinastía de los Ramsés engrandeció las ciudades pero permitió la corrupción y el error de desaer la procreación en exceso llenándose el palacio de esposas secundarias e hijos bastardos. Thimetis era la última esperanza del resurgimiento de las antiguas verdades y grandes leyes. Al cabo de 50 días del nacimiento de Moisés, sus gritos empezaban a poner en peligro el secreto de su matrimonio con Amram, así que aprovechó que el gobierno de Egipto, formado tras la muerte de Seti Ramses I, por la esposa y la corte, decretara la muerte de todos los primogénitos hebreos. Thimetis hizo meter a su hijo en una cesta que dejó en el Nilo y más tarde simuló encontrarlo y dijo que lo adoptaría. De esta manera pudo conservar a su propio hijo sin que nadie sospechara de que era el fruto de su amor por el hebreo Amram.
Vemos aquí otra diferencia con el relato al que estramos acostumbrados. La madre de Moisés es egipcia y de sangre real y por lo tanto también Moisés es egipcio y no hebreo y el parecido con el relato clásico y la película es que Moisés es puesto en una cesta en el Nilo y encontrado por la Princesa Real que, en este caso, es su propia madre. El hijo que Seti-Ramsés I tuvo antes de morir se llamó Amenhepat que al llegar a Faraón tomo el nombre de Ramsés II. Y el nombre que tuvo el hijo de Thimetis fue Osarsip. Osarsip, asistió a la escuela particular desde los 3 años y a los 7 empezó a estudiar los grandes misterios. A los 12 años fue enseñado por los sacerdotes junto con Aaron y Hur, haciéndoles jurar que nunca revelarían sus conocimientos que ahora son ocultos y pondrían en peligro sus vidas y las de los que les enseñan. Osarsip, era más avispado e inquieto que sus compañeros de clase, y pronto le es concedido el que sean respondidas todas su preguntas e inquietudes y finalmente llega a descubrir que es hijo de Thimetis, que ésta no lo adoptó al cogerlo del río, sino que como la boda con Amram se hizo en secreto, nadie sabía de ella y por lo tanto nadie podía saber que tenía un hijo. Aaron, era hijo de Jacobed, la hermana de Amram. Cuando supo Osarsip que su padre era hebreo, se interesó por estudiar la historia de ese pueblo que viviendo siglos enteros entre los egipcios, no aceptaban ni sus costumbres ni su religión. Los maestros egipcios de Osarsipr, adoraban en secreto al Dios invisible de los hebreos y por eso la educación de Moisés fue muy equilibrada. Cuando tenía 17 años, era apuesto y aguerrido y todos le querían y muchos egipcios pensaban que debería ser él el Faraón en vez del débil Amenhepat. La Divinidad, Aheloin, de la estrella Sirio, se apareció un día a los ancianos sacerdotes del Dios Vivo en Egipto y les dijo que él cuidaría de Osarsip mientras estuviera como Virrey en el mandato del nuevo Faraón Amenhepat. Pero simultáneamente la Magia Negra se metió en Egipto procedente de Siracusa al hacer amistad con la Regenta, la madre siciliana de Amenhepat que había decretado la esclavitud para todo aquel que fuera extranjero, excepto aquellos que pagaran el impuesto decretado a tal efecto por el gobierno. Esta medida afectó a Numidia, Arabia, Libia, Mauritania, Palestina, Fenicia y las tribus negras del país de Kush, conocido hoy como Etiopía.
Vemos aquí un origen de la exclavitud diferente del que siempre se nos ha contado. Osarsip se había trasladado a otro palacio de la corte, para que nadie sospechara de su íntima unión con los ancianos del Templo y éstos se comunicaban con él telepáticamente y le aconsejaban. La primera actuación de Osarsip como Virrey es su consejo de conceder el indulto general para todos los sentenciados, la mayoría por sublebarse al edicto de exclavitud. Amenhepat está de acuerdo y sólo la Reina Madre se halla loca de furia pues su deseo sería vengarse del pueblo ejecutando a todos los sentenciados. Amenhepat, siendo hermano por parte de padre de Thimetis, era el tío de Osarsip, teniendo los dos 17 años de edad. Así pues, el tío le pide al sobrino que se vayan los dos de vacaciones durante una semana de incógnito a Tebas, haciéndose pasar por estudiantes. Osarsip accede y una vez en Tebas, Amenhepat se despista durante cinco días con mujeres y juergas, mientras que Osarsip conoce el anciano Neferkeren de 96 años que le habla de los Misterios Antiguos y, sabiendo que le quedan 4 días de vida, le nombra heredero de todo cuanto tiene, incluido un criado llamado Numbid, que le ayuda a transportar todas sus posesiones, pricncipalmente papiros y documentos valiosos de los templos antiguos. Osarsip se entera de que han reconocido al Faraón y lo van a secuestrar por lo que va en su búsqueda y se lo lleva de Tebas a Abydes, la ciudad santa y olvidada de los antiguos misterios. Amenhepat reconoce el valor que tiene Osarsip en todo cuanto dice y hace y descubre su secreto de que es hijo de Thimetis y por lo tanto él es su tío. Prefiere tener a Osarsip a su lado que no a su madre, la Regenta, pues conoce la ambición de ésta y la honradez de Osarsip. Las intrigas de la Reina Madre llegan a un punto en que Egipto se halla preparado para guerrear con cuatro países a la vez. Osarsip descubre las intrigas y manda sellar todas las entradas y salidas de la parte del palacio real donde habita la Reina Madre y todos sus ministros y secuaces, quedando así aprisionados y enviando emisarios a los cuatro países pidiendo disculpas y pagando tributos por el mal realizado, quedando todos en paz. Cuando Osarsip cumplió los 19 años, Thimetis, su madre, le explicó que él era un espíritu de largas edades y originario de un mundo muy evolucionado que había venido a este mundo de escasa evolución con un designio superior que aún no alcanzaban a ver con claridad. Thimetis se hallaba muy sola desde que Amram su marido y Amonthep, su maestro, habían fallecido hacía ya un año. Pasaba gran parte del día en meditación, orando en compañía de Merik, la niña de 13 años que se casaría con su hijo al año siguiente al cumplir ambos 14 y 20 años respectivamente. La Reina Madre, no soportando el estar encerrada en su propio palacio se envenenó y por orden del Faraón, su hijo Amenhepat, no fue llevada a la Casa de los Muertos, sino huntada con brea para no ser reconocida y quemada en la fosa común, como corresponde a un espíritu maligno que no merece ningún honor. Cuando fueron a sacar el cadáver de la Reina, se encontraron con 47 más, pues todos los que habitaban el palacio habían celebrado un festín y la Reina los había envenenado. A la muerte de la Reina, el Faraón quedó dormido más de 20 horas, llamando a los sacerdotes y dos videntes que ven que dos inteligencias malignas que habían poseido a la Reina Madre, habían conectado astralmente al espíritu de la Reina con su hijo para proseguir en él las maldades. Amonthep logra calmar al Faraón y entre todos parece que le alivian de sus molestias pero a partir de ese día, el Faraón se volvió más huraño. El Faraón Ramsés II, Amenhepat, ordenó a Osarsip ocuparse de los problemas con la frontera y otros países y a Thimetis organizar escuelas religiosas en todas las ciudades, y así, con Thimetis y Osarsip fuera de la corte, todos los políticos que no estaban de acuerdo con la forma de gobernar de Osarsip se fueron acercando al Faraón para conseguir de nuevo sus sordos propósitos de enriquecerse a costa del pueblo. Osarsip salió a recibir al rey de Siria que venía con su hija para casarse con Amenhepat, como prometiera su padre Ramsés I, años atrás. Cuando el rey de Siria conoce a Osarsip piensa que él es el Faraón y queda decepcionado al saber que es el Virrey. La princesa Dami, hija del rey de Siria y la reina Daría, enseguida se enamoró de Osarsip y siempre intentaba estar con él pese a su seriedad. En el viaje a Tiró no dejó de observarle. Desposada la princesa Dami con Amenhepat, éste, dominado por el espíritu maligno de su madre, se volvió celoso y tenía a su reina de Egipto prisionera en su propio palacio pues tenía celos de Osarsip, al punto de que envió al médico real con flores de regalo para Thimetis, unas flores que eran venenosas al contacto, con intención de matarla y luego desterrar a Osarsip. Pero los sacerdotes descubrieron el plan y avisaron a Osarsip que viajó rápidamente al palacio de su madre salvándola. Luego, se enteró de que el jefe de la guardia era quien había convencido a Amenhepat de esa innoble acción aprovechando un mal momento del Faraón y para vengarse por no haber conseguido casarse con Thimetis. El jefe de la guardia es el prícipe León-Bardi de Siracusa que pidió la mano de Thimetis a Ramsés I pero no le fue concedida al retirarse ésta del gobierno. Un día, Thimetis, Merik y Osarsip, hallándose en la mansión del Pontífice Membra, amigo de la familia, representante en Egipto del país de los Hijos del Sol, Osarsip le dice a su madre que para cumplir su misión siente que debe salir del país y le pide a su madre una epístola recomendatoria para su pariente el sacerdote Jetro, desterrado por el padre de Thimetis (Seti-Ramsés I) a las montañas de Madian.
Otra gran diferencia. Es Moisés quien voluntariamente decide ir al desierto a encontrarse con Jetro, sabiendo que son parientes entre sí. Como Amenhepat quería el destierro de Osarsip, éste se destierra a sí mismo donde la garra del Faraón no le puede alcanzar. Al desterrarse, deja el nombre de Osarsip, que se le dió al nacer y, tal como le explica a siu madre, coje el nombre que le dió la Sabiduría en la Iniciación en la Cripta Sagrada del Templo, es decir, Atón-Moses o Moisés.
De nuevo otra diferencia. Es Moisés quien escoje este nombre y no su madre, como cuentan los relatos ordinarios que todos conocemos. Moisés se introdujo en el desierto abandonando Menfis y a sus seres queridos, abandonándolo todo, pero al cabo de unos días se dio cuenta de que no iba sólo, le había seguido, a petición de su madre, su antiguo esclavo Numbik, el que le dio el viejo sacerdote Neferkeren y que, aunque liberado por Osarsip, había escogido voluntariamente seguir a Moisés.
Ladera de subida del Monte Sinaí Una vez fuera de Egipto, Moisés escrbió una carta de despedida y renuncia de su cargo a Amenhepat. Después de muchos días de viajar en camello con Numbik y dejando atrás varias ciudades, llegaron a Maraba, ciudad real de los dominios de Beni-Abad, el fundador de la raza árabe. Días después, Moisés, en la oscuridad de la noche, clamó al cielo preguntando quién era él y una luz azulada se le apareció tomando forma humana y diciéndole que era su hermano Aheloin, explicándole que 70 hermanos velaban por él y revelándole que Moisés fue en otros tiempos Juno, el marino que salvaba víctimas del egoismo humano; luego fue el pastor Numú, salvador de vidas humanas de los opresores de pueblos. Después Antión, el Rey Santo de Port Ofir; también había sido el misionero Abel y el pacificador del Oriente llamdo Krisna y ahora era Moisés. Mientras atravesaba el desierto de Sin, después de dejar la ciudad de Maraba, Moisés pensaba que él habia sido Abel, hijo de Adami y Evana. En la ciudad de Elimo, Moisés conoce al encargado de un cementerio donde se halla una gran tumba que nadie ha podido nunca abrir. Hablando con él, Moisés le pregunta si conoce a Jetro y éste le contesta que sí, que fue Jetro quien le avisó que un día llegaría alguien que curaría el reuma de su esposa y la ceguera de su nieta. Moisés le contesta que se vaya a su casa pues ya están curadas y quedándose a solas en la gran tumba, saca los secretos que le dió el anciano Neferkerén y entre ellos la llave que abre la tumba del que fue Beni-Abad. Cuando el guardián del cementerio volvió de su casa habiendo visto a sus familiares curados, ve que Moisés ha logrado abrir la tumba y se arrodilla ante él pensando que debe ser Dios o un envíado suyo. Moisés le dice que se levante y le pide a cambio de haber sanado a sus familiares, que mantenga limpia esa tumba, dándole dinero para que lo haga con la condicón de que nunca lo comunicará a nadie, ni siquiera a su mujer e hija. Por fin llegó Moisés a Pozo Durba al pie del monte Sinaí, donde vivía Jetro de Mauritania, viejo sacerdote del culto de Atón.
Jetro es aquí un sacerdote del culto de Atón, por lo tanto es egipcio y no un jefe de pastores ismaelitas como se le presenta en las películas o en la Biblia. Moisés prosigue su viaje por el desierto y llega hasta un pozo donde tres chicas van a sacar agua pero unos pastores pretender abrevar primero a sus ovejas y Moisés lo impide. Las chicas van en busca de su padre Jetro y cuando éste se presenta, Moisés ya ha arreglado pacíficamente el entuerto con los pastores. Moisés se presenta a Jetro como el hijo de Thimetis y éste le abraza emocionado invitándole a su casa junto con Numbik, donde le presenta a sus siete hijas. Más adelante, cuando todos los pastores de Jetro se van de su lado porque el ejército ofrece dinero a quienes se alisten, Moisés se convierte en pastor de los rebaños de su tío. De Príncipe había pasado a pastor y cuando fue Numú, en la Lemuria (1), de pastor se convirtió en Príncipe.
En la teoría esotérica, la Tierra ha tenido otras fisonomías anteriores a la actual. Antes de ser la Tierra como ahora la conocemos, existió la civilización en el continente Atlante, que se hundió con el diluvio Universal y dio lugar al actual océano Atlántico. Pero antes de la Atlantida, en un período anterior existió la Lemuria, el continente Lemur teniendo entonces la Tierra una morfología diferente. Tiempo después, Moisés caía dormido por las tardes y Numbik se asustaba, pero Jetro, conocedor de las leyes de los Iniciados, sabía que eso no era peligroso. A través del mundo astral, el espíritu de Moisés se unía con sus seres queridos y a través de su madre que lo albergaba por un rato experimentando la delicia de sentir a su hijo con ella, hablaba cosas que luego no recordaba al estar en trance, pero los sacerdotes se lo relataban después.
Subida al Monte Sinaí Fue así como Moisés les informó que trasladaran todo lo valioso a un templo oculto y fue también así como Moisés se enteró de que su prometida esposa Merik moriría en breve terminada su misión en la Tierra. Era una de las 70 almas gemelas cuya misión había sido el preservar a Moisés durante su juventud de los ataques de la lujuria a través de las mujeres con las que se encontraba. Jetro y Moisés se dedicaron durante un año a leer y poner en común el conocimiento de sus Archivos y al final decidieron abrir una escuela de conocimiento entre cuyos alumnos se hallaron dos jóvenes sirios que Jetro salvó de una injusta condena a muerte. Se llamaban Josué y Caleb. Pasados siete años y cuando Moisés tenía 30, llegaron de Egipto sus dos primeros maestros, los sacerdotes Carmi y Ohad, así como sus compañeros de estudio Hur y Layo. Junto con Jetro y él mismo Moisés, eran 6 elegidos pero tenían que ser 7, así que en la Cripta de la vivienda de Jetro se juntaron los 6 Iniciados y se les apareció el 7º, Aheloin, que dijo que como ya estaban los 7, se podía proceder a elegir a quien sería el guía de la nueva humanidad y de pronto, dos rayos de luz, salieron de la frente de Moisés, indicando que él era el guía elegido por la Sabiduría de la Eterna Ley. Así quedó establecida la Escuela Inicática de Moisés con Josué y Caleb y 5 jóvenes de entre los 19 pastores, que serían el fundamento de la escuela donde se enseñaría en diferentes niveles Astronomía, Astrología, Magnetismo, Quiromancia, Hipnotismo y Teología. También en niveles más suaves, Ciencias Naturales, Historia, Lenguaje, Geografía, etc. y Jetro, que enseñaba moral a todos los que asistían.
No es aquí, la divinidad en forma de zarza ardiente que no se consume, quien le indica su misión a Moisés. Mientras, Thimetis viajó a Mauritania, el país de su madre Epuvia, para hacerse cargo del gobierno como Regenta, al haber quedado huérfanos de 10 y 6 años los hijos del rey muerto. Allí se encontró con altos Hierofantes enviados por el propio Moisés en comunicación espiritual, cosa que hacía siempre para ayudar a su madre, que enseguida actuó como Regente descubriendo a 4 de los 6 gobernantes que se estaban enriqueciendo a costa del pueblo, obligándoles a restaurar todo lo que habían cogido de manera pacífica. Después creo una Escuela Iniciática ayudada por un Hierofante que Moisés le había enviado. Moisés se había desarrollado poderosamente en su grado de evolución espiritual, de forma que por las noches, mientras su cuerpo dormía, su espíritu se desdoblaba astralmente y realizaba misiones en otros lugares. Incluso se puso en contacto con su madre, diciéndole que hiciera lo mismo y ambos y otros Hierofantes, desdoblados astralmente, por las noches se trasladaban a otros lugares para realizar misiones donde se necesitara la sabiduría para erradicar la injusticia y enseñar las Leyes Eternas.
Dentro de las teorías esotéricas, los Inicados, trabajando con las leyes de la Alquimia, logran crear otros cuerpos aparte del físico y con esos cuerpos pueden viajar por otras dimensiones paralelas. Por ejemplo con el Cuerpo Astral, por la dimensión Astral. Thimetis, regente de Mauritania, se perocupó por los presos políticos a quienes quiso liberar. El primero con el que contactó visitándolo en la prisión, era un anciano de 80 años que no deseaba la libertad. El anciano, que era pariente de Thimetis, le dijo que su deseo era conocer si se había cumplido la profecía del Faraón Hemothep de la VIII Dinastía, que hablaba de la llegada de un Genio del Bien que marcaría nuevas leyes para la humanidad. En realidad el anciano había sido en otra existencia el mismo Hemothep. Thimetis le contestó que hacía 30 años que ya estaba encarnado y que era su hijo Moisés al que podrá conocer personalmente.
En la película de De Mille hay una escena similar en la que un viejo que es asesinado por un capataz egipcio y antes de morir, en los brazós de Moisés, que lo ha recogido en su caída mortal, le dice que su único deseo es llegar a conocer al Libertador. Thimetis lloraba en sus habitaciones pensando que el anciano haría el largo viaje hasta ver a su hijo, viaje que ella no hizo, pero el doble astral de Moisés se le apareció consolándola y diciéndole que ella cumple su misión en Mauritania porque dentro de poco, ambos podrán regresar a Menfis y allí emprenderán la misión por la que él ha venido a este mundo. El segundo recluso que visitó en su celda, había sido el amor de su madre Epuvia, que obligada a casarse por motivos políticos con el Faraón de Egipto, tuvo que renunciar a él. Su nombre era Arfasol, que le dice a Thimetis que aceptará la libertad si ella le considera como el padre que hubiera llegado a ser y Thimetis acepta darle su amor de hija que no pudo tener. Arfasol había sido Príncipe de Bética (la parte sur de España). Recordemos que la Reina Epuvia Ahisa de Mauritania, se casó con el Faraón Ramsés I de Egipto y tuvo como hija a Thimetis y cuando Epuvia falleció, el Faraón se volvió a casar con la Reina Gala de Siracusa con la que tuvo a Amenhepat, el Faraón Ramsés II. En la tercera celda que visitó, se encontró Thimetis a una anciana que era su tía abuela, condenada por motivos de estado y desconsolada pues se le arrebató desde el nacimiento el hijo que tuvo en la misma cárcel y que ha resultado ser Fredek de Port Afir, la persona que está cuidando a Thimetis desde que abandonó Egipto a la muerte del Sfaz de Mauritania, su tío.
Subida al Monte Sinaí Moisés llegó a Madián a los 20 años y ahora tiene 30. Todas las hijas de Jetro se han casado. Un día, los piratas del Mar Rojo, haciendo un sacrificio a Moloch, abandonan a una niña para que se la traguen los mares, pero hija de marinos, nada y se salva y huyendo, va a parar a la casa de Jetro. Su nombre es Séfora y poco tiempo después, habiendo sido aceptada en la casa de Jetro, Moisés la pide como esposa, sabiendo que está embarazada de la violación que le hicieron los piratas del Mar Rojo.
Otra diferencia con respecto a Séfora, que en la película y en la Biblia, es presentada como la hija mayor de Jetro. Tras 10 años de ausencia, Moisés vuelve a Egipto y se reune con su madre que también ha regresado después de seis años de ausencia en Mauritania. Moisés le presenta a Estrella de Sharma, su esposa, que se llama a sí misma Séfora y Thimetis y Séfora enseguida se aman como madre e hija. Thimetis promete a Séfora que la ayudará para comprender mejor a Moisés. Moisés, antes de dejar a Jetro, habló con el rey del Negeb, que es la zona donde Moisés ha estado viviendo estos últimos diez años. El Etnarca del Negeb, era el marido de la hermana de Thimetis que nombra a Moisés Ministro Plenipotenciario del Negeb para que cuando vuelva a Egipto vaya con ese salvaconducto aprovechando que Egipto desea cambiar cereales por caballos árabes. Como Moisés ha estado 10 años ausente de Egipto, no quiere tener problemas con el Faraón que en todo ese tiempo no se ha preocupado por él, deseando no entrar en conflicto. De esta manera, Moisés vuelve a Egipto como minsitro del soberano de Arabia. El Etnarca le ha puesto a Moisés siete soldados de su guardia personal, pues le consta que en estos diez años, Amenhepat ha cambiado y ahora es fuerte en sus 30 años. Thimetis y Moisés van a Gesen Gosen en la película de De Mille y contactan con el pueblo de Israel que espera desde hace 70 años que se cumpla la profecía de su liberación de Egipto, e inician los preparativos para la salida en la confianza de que los guiará Moisés. Después de muchos preparativos esotéricos, se constituyen las 12 Columnas del Templo, es decir, los 12 Iniciados (11 más Moisés) que llevarán a cabo el que éste pueda realizar su misión. Seis Iniciados en Egipto y seis en Arabia, donde vive Jetro. Y para que el Pontífice Membra pueda unirse a la causa, dan la noticia pública de su muerte, aunque vive para ayudar a Moisés, cambiando de nombre y pasando a llamarse Eleazar. Moisés quiso saber que tenía de especial el pueblo de Israel para que el Eterno se tomara tantas molestias por él y para averiguarlo, se disfraza como una persona cualquiera y se va a Gesen para visitar al pueblo de Israel de incógnito. Allí, recurre al anciano sacerdote Ismael que le estaba esperando y le tiene preparado un pesado librazo titulado "Orígenes del pueblo de Abraham". Después del Diluvio, el padre Noé murió y dejó tres hijos: Sem-Heber, Kan-Efor y Jafet-Uran. Sem fue la raíz del árbol genealógico de Abraham. 20 generaciones después nacería Abraham que vivió en Urcaldia y se casó con Sara, su prima, cerca del Eufrates. De Abraham y Sara nació Isaac que se casó con Rebeca y tuvo a Esaú y Jacob, padre de 12 hijos que fueron los jefes de las Doce Tribus que formaron a través de los siglos el numeroso pueblo de Israel, aunque su verdadero nombre debería ser pueblo de Abraham. Moisés tuvo un hijo, el que ya llevaba Séfora en su interior y cuya esencia era el alma del médico Atón-Moses, que vio nacer a Moisés. Su nombre fue Esen que fundó la fraternidad de los Esenios que acogería la nueva venida al mundo de Moisés, como Joshua de Nazareth. Thimetis y su hijo hablan por fin con el Faraón y después de cerrar los temas políticos del cambio de caballos por cereales, Amenhepat insiste en hablar de temas personales con Osarsip, como aún le llama. Ambos se cuentan lo que han hecho durante esos diez años de separación. El Faraón ha construido ciudades y templos y formado un gran ejército. Moisés le dice que él ha trabajado en forjar su mundo interior. Amenhepat se rie y se burla pues todo lo que habla Moisés le recuerda las doctrinas del Faraón Santo Anekatón. Y cuando Moisés le dice que su misión es liberar a los israelitas, el Faraón se rie y le dice que cómo ha llegado a caer tanto de nivel al llegar a pensar en los israelitas. El Faraón le dice a Moisés que abrirá una Escuela de Misterios, si él acepta ser el Hierofante mayor y Moisés le contesta que lo acepta con la condición de que esté abierta para todo el mundo, sea de la raza que sea o condición que sea. Ocurre que Amenhepat amó mucho a su padre, el Faraón Seti-Ramsés I y ama mucho a Thimetis e incluso a Moisés y cuando está con él se comporta bien pues Moisés sabe tratarle como correpsonde.
Vemos que aquí Ramsés se comporta siempre como amigo fiel de Moisés, en vez de como enemigo. Otra gran diferencia pues, con la película y las Escrituras. Dispuesto a enmendar sus errores, Amenhepat da órdenes que revierten en el beneficio de todos los ciudadanos incluidos los esclavos y como consecuencia de ello, le es permitida por la Ley Eterna, la entrada a la Cripta del antiguo Templo de On, donde anteriormente no había podido entrar. Allí le es permitido tener una visión de tipo superior, donde grandes Hierofantes se materializan en la Cripta y el Faraón se da cuenta de que la máxima autoriad es él mismo. Esta experiencia hace que Amenhepat esté cada vez más fuerte y decidido a ayudar a Moisés en su misión de abrir una escuela abierta para todos sin distinción. Amenhepat, conocido como Ramsés II, fue un Faraón recordado por sus grandes victorias, monumentos y ciudades construidas, como Ramesés, destinada a ser la capital de Egipto para su hijo. Contagiado por la presencia de Moisés, Amenhepat no duda en hacer todo lo que éste le pide y después de ver que tiene que reconstruir 7 Templos para crear escuelas de sabiduría, Moisés le dice al Faraón que no puede continuar sin antes remedar los errores cometidos, como el haber doblado los impuestos y tener 289 prisioneros que se sublevaron. Amenhepat da orden escrita de liberación y que se les pague a cada uno el sueldo de los dos años que han estado en prisión y Moisés abraza al Faraón y le dice que ahora sí pueden emprender juntos la reconstrucción de los Templos que Moisés quiere hacer, pagando no con impuestos sino con donaciones de gente rica. El mismo ofrece grandes riquezas que tiene Thimetis, su madre. Los 12 Hierofantes se reunen en asamblea, 6 en Egipto y 6 sillas que dejan vacías y que se llenan con las presencias astrales de los otros 6 Hierofantes encabezados por Jetro. Y en la asamblea, todos desnudan sus almas explicando sus propósitos de ayudar a la humanidad creando Escuelas de Sabiduría sin esperar nada a cambio. Las Escuelas de Sabiduría se abren y acuden a ellas gentes de todas partes y así la red de Moisés se tiende por el gran Egipto del Nilo, por el Negeb de Arabia, por la bética del otro lado del mar y por Mauritania. La historia, no siempre fiel, llama a Moisés el profeta de Israel cuando debería llamarlo "El Legislador de la Humanidad". La esposa de Aaron, es poseida por una antigua Iniciada y a partir de ahora se llama María y trabaja para dignificar a la mujer que en esencia es igual al hombre y sin embargo, está considerada como inferior en muchas épocas y culturas y Moisés le asigna esa misión.(1)
En otras teorías esotéricas, se considera Magia Negra el que un espirítu posea a otro, aunque sea para realizar buenas acciones. Las mujeres empiezan a acudir a los Templos de Sabiduría, pero muchos hombres se oponían y cuando el Faraón quiso castigar a estas personas, Moisés prefirió hablar con todas ellas. Las mal llamadas y desfiguradas plagas con que se ha dicho que Moisés azotó a Egipto, tuvieron este principio y fin, osea, obligar las voluntades injstas y prepotentes de la mayoría de amos y dueños de vidas y haciendas de sus indefensos semejantes. Moisés iba tres veces por semana a Gesen y otros barrios suburbanos de Menfis en busca de los problemas, dolores y necesidades de los seres que formarían la caravana del Exodo. Debía conocerles íntimamente a todos. Después Moisés viajó a un Santuario perdido en la sierra Nevada de la Bética (España) donde contacta con 3 ancianos, únicos Hierofantes que quedan de un pasado explendoroso. Allí, todos tienen visiones de la Divinidad que les permite ver la ciudad de Jericó y las tierras bañadas por el río Jordán. Poco a poco, Moisés va reuniendo a todos los Iniciados que se hallaban diseminados por las tierras de aquella época. La Reina esposa de Ramsés II, la princesa Dami de Siria, se convirtió en la Reina Nefertiti de Egipto a la que Moisés reconfortó en sueños desde las tierras de Madián, tranquilizándola sobre la conducta de su esposo que se portó mal durante los años de ausencia de Moisés y le explica que el Faraón está destinado a cooperar plenamente con él. Como Nefertiti le contó estos sueños a su esposo, y éste le cuenta que fue él quien propuso el negocio del cambio de cereales por caballos del Negeb para que Moises regresara cuanto antes. Pasados 3 años, cuando todo estuvo preparado para el Exodo del pueblo elegido, como quiera que muchos dueños de esclavos ponían trabas a su salida, Moisés y sus 70 Hierofantes, con su fuerza mental hicieron caer varias plagas de insectos hasta que dejaron libres a los esclavos. También aprovechó para la salida el que por condiciones meteorológicas y astrales, se produjera una bajada en el nivel de los mares, formándose un brazo de tierra seca que cruzaba el Mar Rojo y que se mantuvo así durante 22 días.
Aquí no esxiste el milagro del poder de Dios abriendo las aguas para que pase su pueblo elegido. La explicación es totalmente debida a las fuerzas de la Naturaleza. La despedida de Moisés del Faraón, de Nerftiti, de Thimetis y de Séfora, fue muy emotiva. El último en salir fue Moisés. Su madre y su esposa se reunirían con él cuando llegaran a Madián, a la casa de Jetro. Fue el príncipe León-Bardi, hijo bastardo de la Reina Gala, la madre del Faraón, quien odiaba a Moisés y formó un ejercito de 2.000 hombres para perseguirles metiéndose por el brazo de tierra seca del Mar Rojo, pero cuando las mareas subieron pasados los dias de sequera, los 2.000 soldados perecieron ahogados salvándose únicamente León-Bardi. Cuando todo el pueblo de Israel llegó al pie del monte Sinaí, después de estar tres meses atravesando zonas desérticas desde que salieron de Egipto, acamparon y Moisés y varios Hierofantes con su vestidura blanca, subieron al monte santo.
Amanecer visto desde la cumbre del Monte Sinaí El monte Sinaí está junto con el monte Horeb que es de un altura parecida y que está lleno de grutas donde habitan en secreto muchos Anacoretas, Iniciados de otros tiempos que han estado preparando el terreno para la llegada de Moisés y su pueblo. El monte Sinaí estaba cargado de grandes corrientes magnéticas y energéticas y sólo las personas muy evolucionadas podían resistirlo, por eso el pueblo llano no podía subir y había de quedarse al pie de la montaña. En la cumbre, con la presencia de la Eterna Ley, se veía iluminado con tonalidades rojizas y a veces se veían como lenguas de fuego que dabn un color dorado a las nubes circundantes. Las gentes no evolucionadas no pueden comprender los Grandes Misterios de la Sabiduría y por ello se sienten mejor si son movidas por hechos que les parecen milagrosos y refuerzan así su fe en la creencia de un Dios que les guía. Durante el trayecto por el desierto, hubo muchas ocasiones en las que Moisés, que había vivido allí durante 10 años, conocía todos los rincones y dónde podía encontrar agua y varias veces, cuando se habían secado los odres portadores de agua, él la había sacado de un peñasco, milagro para el pueblo pero simplemente Moisés sabía que debajo del peñasco circulaba una corriente de agua subteránea. También la aparición de codornices y palomas en momentos de hambre, habían sido enviadas por los Anacoretas del monte Horeb que cuidaban de la misión de Moisés. Para crear un ambiente propicio a la recpción de la Leyes Divinas, Moisés tuvo a su pueblo relajado durante quince días, organizando excursiones al mar y cuando todos habían ya descansado del viaje de tres meses, una día, Moisés les anunció que recibirían las leyes del Eterno. Moisés y 70 auxiliares íntimos, vestidos de blanco, subieron al monte Sinaí que se cubrió de color rojizo con resplandor de llamas y la muchedumbre que permanecía al pie de la montaña, oyó con gran estupo una voz potente que decía:
"El Eterno Invisible que es Amor, Poder y Justicia os dice:
Yo Soy el Señor Dios vuestro que os ama sobre todas las cosas y quiere vuestro amor, ilimitada confianza y constante fidelidad.
Yo Soy el Señor Dios vuestro y no tendréis otros dioses en vuestra vida porque Yo Soy la Verdad, la Luz, el Bien y la Felicidad perdurable y Eterna. Soy vuestro origen y vuestro fin.
Y esta es mi Ley única, inmutable, invariable y eterna.
1º Amame sobre todo cuanto existe porque Yo soy tu Dios y tú eres mi hijo.
2º No tomarás mi nombre para falsedad ninguna porque Yo Soy la Verdad.
3º Me consagrarás un día en la semana y será para descanso de tu cuerpo y alegría de tu espíritu.
4º Después de mí, darás a tus padres los dones de tu reverencia y de tu amor en todos los días de tu vida.
5º No matarás a ningún semejante tuyo, porque Yo Soy el dueño de toda vida.
6º No cometerás adulterio ni acto alguno que afecte al pudor y dignidad humana.
7º No tomarás nada ajeno sin la voluntad de su dueño.
8º No levantarás calumnia ni falso testimonio en contra de tus semejeantes.
9º No desearás los bienes ajenos ni pondrás tu deseo en nada que pertenezca a tu prójimo.
10º No harás nunca jamás, lo que no quieres que se haga contigo.
Tal es el resumen de toda mi ley." Cuando terminó de hablar la voz, todos vieron descender a los 70 acompañantes de Moisés que explicaron al pueblo, que éste se había quedado para recibir las leyes escritas sobre unas tablas de piedra y que esperaran en paz y tranquilidad. Moisés estuvo en trance 15 días recuperando las fuerzas gastadas y aún permaneció 23 días más pasando pruebas iniciáticas como la del silencio, en la que la Divinidad te abandona aparentemente y el silencio es la respuesta a todas tus preguntas. La ausencia de Moisés causó la duda en los que no tenían fe sufuciente y coincidió que una caravana de beduinos moabitas que huían de un terremoto buscando un lugar nuevo donde vivir, siendo adoradores de Moloc y Astarté, divinidades del mal, convencieron a los que ya tenían dudas para unirse a ellos y adorar al ídolo de Moloch que siempre llevaban con ellos. El pueblo de Israel quedó dividido y los herejes junto con los beduinos se dieron a las orgías y al bullicio y no se dieron cuenta cuando Moisés descendió de la montaña con las tablas de la Ley en los brazos, iluminada su faz de manera que en la noche todo el terreno del campamento quedaba iluminado por la luz que emitía la cabeza de Moisés. Moisés sintió un gran dolor al ver que su pueblo le había traicionado y arrojó las tablas al suelo rompiéndose en pedazos. Hur, que había sido golpeado por los herejes, le recordó a Moisés el quinto mandamiento y Moisés accedió a perdonar a quienes se arrepintieran y les mandó permanecer siete días dentro de sus tiendas sin hablar con nadie. Al cabo de siete días, cuando entraron en las tiendas vieron que muchos habían huído al desierto. Finalmente, todo quedó borrado y olvidado y la Ley nuevamente grabada en tablas de piedra ante las que Moisés hizo desfilar a todo el pueblo que hizo solemne voto de fidelidad al Señor para todos los días que estuvieran sobre la Tierra.
Vemos que aquí Moisés, no hace nada que cause muertes, como en la película de De Mille que es Dios quien ejecuta la vanganza sobre los traidores, o en las mismas escrituras que Moisés ordena por mandato divino la ejecución de los traidores. Pasado un tiempo, el pueblo de Israel quería hacer servir sus habilidades de todo orden pero en el desierto no podían y llevaban ya dos años. Los Anacoretas del monte Horeb, se sacrificaron entregando a Moisés una zona secreta, un gran vergel, una zona hermosísima de donde ellos sacaban todo para vivir, y Moisés, se comprometió a alimentarlos a partir de ahora, yendo hacia su pueblo diciéndoles que la Ley Eterna le había entregado un gran vergel para su pueblo elegido y fue allí donde comenzaron a desarrollar todas sus aptitudes, todas sus capacidades y con el tiempo, algunos viajaron a otras ciudades para intercambiar y comerciar y Moisés sintió que se perdería todo lo logrado. Pero en una meditación, la divinidad le comunicó que todos tuvieran una copia de sus leyes y así ésta llegaría a todos los demás pueblos. De esta manera Moisés comprendió que la Gran Sabiduría sabía aprovecharlo todo para la consecución de sus designios. En Egipto quedaron Ramsés II, su esposa, Thimetis y Séfora y todos echaban de menos a Moisés y entre ellos hablaban del "Egipto sin Moisés". De hecho, la salida del pueblo de Israel dejó a Egipto en malas condiciones pues muchas fábricas y negocios se fueron abajo por falta de trabajadores. Amenhepat fue a visitar a Thimetis pues había ocurrido algo que les podía acercar a Moisés. El rey de Arabia había muerto y el Etnarca del Negeb, que era su heredero, tenía que trasladarse y siendo la esposa del Etnarca hermanastra de Thimetis, osea, hija de una esposa secundaria de Ramsés I, y como quiera que los hijos del Etnarca no tenían la mayoría de edad, se pidió a Ramsés II que fuera regente del Negeb, que eran las tierras por donde estaba Moisés y su pueblo y así Amenhepat y Thimetis se trasladarían al Negeb y podrín ver a Moisés. El patriarca Jetro entregó a Moisés a Azabache, que siendo recogido por Jetro de niño, tenía a hora 30 años, para que le ayudase. Ramsés, Thimetis, Estrella de Sharma (Séfora) y una joven princesa de Etiopía que se había negado a casarse con un hijo bastardo de la Reina Gala (la segunda esposa de Ramsés I, madre de Amenhepat), eran el grupo que habían venido a ver a Moisés. Una noche Azabache le dijo a Moisés que estaba preocupado porque sabía que había tres hombres que le seguían. Moisés entró en profundo sueño y astralmente consiguió dejar dormidos a los tres hombres y meterlos en la cárcel, ya que querían secuestrar a Azabache pues sabían que era nieto del rey Muzkiafa III. Moisés le reveló a Azabache quien era en realidad ya que él no lo sabía al ser recogido de niño por Jetro. Moisés averiguó también que la princesa de Etiopía que vivía con su madre Thimetis, estaba destinada a casarse con Azabache. La princesa Abidi-Céferi llegó al palacio de Thimetis a pedir su ayuda y allí se quedó viviendo y ahora todos venían hacia donde se encontraba Moisés. Durante los 12 años siguientes a la salida de Egipto, Moisés no sólo ayudó y guió al pueblo de Israel sino que consiguió que entre el gobierno egipcio y el de Arabia dotaran a la población del desierto de "Casa de la vida" o "Casas de Salud", osea sanatorios u hospitales y talleres que enseñaran oficios y escuelas de conocimiento primarias y superiores si hubiesen alumnos para ello. Eso fue la obra material de Moisés en sus largos años de habitrar esos parajes, aunque no perdió por ello el seguir creciendo interiormente en su espiritualidad. El encuentro de Azabache con la princesa Abidi-Céferi no fue como él esperaba pues la encontró fría, pero Moisés le aseguró que su destino era casarse con ella y que de ellos cinco siglos después saldrían Salomón, hijo del Rey David de Palestina y Sabá de Etiopía que traerían a la vida al Faraón Saba-Atón, primer soberano procedente de la casa real de Etiopía. En sus numerosos viajes por Africa, Moisés conoció a más Anacoretas y servidores de la divinidad y entre ellos a estudiantes avanzados. Tal es el caso del joven Ródano de Nairobi, del Patriarca Gudela y otros. Ródano de Niarobi fue en estas tierras ayudante de Moisés y entre los dos se estableció una notable amistad a pesar de la diferencia de edad. Ródano estaba siempre triste porque de niño fue abandonado en una cesta sobre las aguas del Mar Homdo, hoy Lago Victoria, y nunca había sabido su origen. Pero Moisés, gran salvador de almas, averiguó en sus meditaciones toda la verdad y pudo desenredar todos los entuertos. Un día, cuando la Eterna Ley lo permitió, pudo liberar de sus inquietudes internas tanto al Patriarca Gudela como al joven Ródano de Nairobi. La realidad del Patriarca Gudela es que había sido el Rey Udelga de Etiopía que simuló su muerte y la de su hijo recien nacido para salvar sus vidas amenazadas por los Piratas del Mar Rojo. Es decir, que Ródano de Nairobi, era el hijo del Rey Udelga que no estaba muerto y era entonces hermano de la Princesa Abidi-Céferi. Thimetis fue quien preparó a la futura Reina de Etiopía o País de Kush para recibir la noticia de que su padre vivía aún y de que tenía un hermano, de que su padre seguía dado por puerto aunque abdicaría el reino en su hija. Abidi-Céferi juró que jamás revelaría el secreto pudiendo visitar a su padre siempre que quisiera a su Santuario que fue trasladado a un lugar cercano a la Reina para que así tuviera a su padre como consejero del reino. Y así se casó con Azabache, osea con Mahón-Bul de Sela que era el verdadero nombre como nieto del Rey. Moisés viajó también a Kenia donde se hallaba el Monte de los Genios, más tarde llamado Monte de Diana y que hoy se le conoce como el Monte Kilimanjaro. Lo que Moisés buscaba allí no eran los paisajes fabulosos de los turistas, sino las antiquísimas Escrituras de origen lemuriano que él había encontrado en los archivos del Patriarca Jetro. Aunque todos los habitantes de los alrededores del Monte Kilimanjaro contaban que todos los que se atrevían a subir no regresaban, Moisés subió en compañía de su hijo Esen, de Numbik y de Ródano. Arriba en la cima encontraron a muchos Anacoretas que estaban esperando desde hace muchos años la llegada del Mensajero Divino, la llegada de Moisés. Anacoretas desde 38 hasta 86 años. A los más mayores, Moisés les prometió que cuando acabara su misión, todos irían con él a la estrella Sirio que era su lugar de origen. Mientras Moisés estaba con los Anacoretas más mayores, Esen, Numbik y Ródano copiaban escrituras para Moisés y algunos anacoretas les ayudaban descifrando los jeroglíficos más difíciles. Moisés estudió con los más mayores, como desde los más antiguos tiempos, la Magia Negra y el mal siempre se había dado en las clases altas, reyes, caudillos, pontífices y altos dignatarios. Cinco semanas permanecieron en las cumbres y Moisés se llevó a 21 Anacoretas jóvenes para alimentar la Escuela Inciática del Desierto que años atrás fundara en la cabaña de Jetro. Cuando Moisés descendió del monte, los que esperabana le preguntaron qué había hallado y Moisés les contó que lo que ellos le habían dicho al subir: Genios del Bien que les protejen y aman, que hablan con el pensamiento a quienes pueden oirles. Todos se quedaron tranquilos y desde ese día desapareció el miedo que tenían a esas cumbres. Todos quisieron entregar regalos a Moisés y éste les dio a cambio un libro con los preceptos de la Ley del Sinaí escrito en el dialecto de los MauMaus que eran lo mejor del Africa de aquel tiempo. Moisés quiso regresar con los 21 Anacoretas para reforzar la Escuela Inicática que dejó en Pozo Durba, donde vivía Jetro, y Numbik le dio la noticia de que en su ausencia, su madre, la Princesa Real Thimetis había construido allí un Santuario para cuando su hijo lo necesitara. Thimetis, madre de Moisés, Estrella de Sharma (Séfora), esposa de Moisés y Abidi-Céferis, construyeron para Moisés un barco al que le pusieron de nombre Sinaí con 25 marineros a quienes Moisés había conocido cuando eran niños en su estancia en Pozo Durba con su tío Jetro. Durante el viaje que realizaron hacia la capital de Egipto, pasaron por ciudades que hacía años que Moisés no veía y que estaban radiantes y la meditación le dijo que esto era debido a todos aquellos que salieron de su pueblo para ofrecer sus habilidades. De nuevo se dio cuenta Moisés como la Ley Eterna sabe aprovechar todo lo bueno del hombre para beneficiar a la humanidad. Moisés partió de Etiopía hacia Egipto dejando a trás a la Reina Abidi-Céferis y a su esposo el Rey Mahón-Bel que ante Moisés quería seguir siendo Azabache. A los 21 Anacoretas jóvenes que Moisés se trajo del Monte Kilimanjaro o Monte de los Genios se unió su hijo Esen como el número 22 y de él saldría la Fraternidad Esenia en el Oriente Medio de la que saldría después Jashua de Nazareth. Moisés no fue jamás como lo han descrito en variados libros y escrituras, dando órdenes divinas que a veces incluían muerte para los que no seguían la Ley de Dios. Moisés no podía hacer eso porque el 5º mandamiento "No matarás", se lo prohibía. De las 600.000 personas que salieron de Egipto, no todos comprendieron cómo era de verdad y muchos escribieron sobre él en la forma material como le veían o en la forma como les interesaba contarlo. Sólo unos pocos cercanos a él vieron cómo era en realidad, cómo había crecido en su camino iniciático renunciando a todo lo material y a todos los vicios, dedicándose a ayudar a crecer espiritualmente a todas las personas que pudo. Moisés y Ramsés, osea Amenhepat, vieron morir a Thimetis de anciana, sin ninguna enfermedad pues ya había dado todo lo bueno que había en ella y plácidamente dejó el mundo material. Moisés se reunió con todos los Hierofantes de los 7 Templos Egipcios y allí, en una ceremonia espiritual en el secreto de la Cripta de un Templo, habló a todos los presentes y tal como ya informó a todos los Hierofantes ancianos, todos los Hierofantes que se hubieren corrompido (como así le había advertido uno de los ancianos) y que hubieran pagado dinero para saltarse las pruebas iniciáticas, entrarían en sueño y se retirarían por ellos mismos a las celdas de los penitentes. Cuando Moisés habló, de su frente salían dos rayos de luz que iluminaban toda la estancia. Cuando terminó, la luz se fue apagando y cuando encendieron las luces artificiales de los 49 Hierofantes (7 de cada uno de los 7 Templos Egipcios), 40 habían desaparecido y uno de los ancianos lloraba pues de entre esos 40 había dos que eran hijos suyos pero Moisés le consoló diciéndole que se les daría tiempo para rectificar. Estarían 3 años de clausura y podrían volver a pasar las pruebas en las que habían fallado. Mientras tanto, Moisés les envió a los Hierofantes ancianos dos de sus anacoretas para cada templo, osea 14 en total que por haberse iniciado en las Altas Montañas, tenían una fuerza especial que serviría de ayuda y ejemplo. Todo esto fue solicitado por los pocos que quedaban en los Templos, pues se habían invertido los valores espirituales y morales. Al igual que como hoy en día, que son grandes los que cometen mayores injusticias, los que crean poderío y posición con el esfuerzo y el dolor del prójimo, los que saben mentir sin sonrojo en su rostro, los que se arrastran por el fango de la lascivia y no ocultan su desvergüenza. Moisés se acordó de la Escuela Iniciática de mujeres que su madre Thimetis creó y se dirigió a las pocas que quedaban prometiéndoles su ayuda y la de Ramsés II que promulgó leyes en favor de las mujeres, quedando prohibido llevar cosas materiales a los Templos. Esta última ley levantó un gran revuelo pues había muchos que se lucraban del fanatismo de los devotos a los dioses. Muchos comerciantes se levantaron en son de protesta, comerciantes que fueron llamados uno a uno ante la presencia de Moisés averigaundo que todos ellos eran agentes bien pagados por una basta organización de origen Sumeriano que funcionaba en Babilonia y desde alí se extendía como un pulpo a los mejores y más ricos países para encubrir la Verdad, el Bien, la Justicia, la Razón, la Lógica. Ramsés compró los comercios y expulsó del país a los comerciantes. En aquellos tiempos lejanos no existía la democracia que abre la puerta a todas las libertades que no son en verdad la hermosa libertad que soñamos los idealistas de una vida superior, sino un desenfrenado libertinaje que autoriza toda clase de desmanes en todos los órdenes. Desmoralizar y corromper a los pueblos ha sido y es el ideal de todos los que se lucran con la ignorancia y las más bajas y ruines pasiones humanas. Moisés marchó de nuevo al desierto por cuarta vez dejando muchos afectos en Egipto, como los dos hijos de Ramsés. No se fue solo, le acompañaron 5 jóvenes de Mauritania y una escolta de tres lanceros del Faraón. El gran Iniciado pasó su última prueba experimentando tedio y hastío, efecto de las fuerzas tenebrosas que buscaban vengarse de su triunfo apartándole del Ideal Divino, pero Moisés salió triunfante, organizando su vida de la manera que pudiera ayudar siempre a los demás y la Eterna Ley le mostró con toda claridad en una meditación el revivir todas sus vidas pasadas como Juno, Numú, Anfión, Antulio, Abel, Krisna. De esa meditación salió Moisés curado para el resto de su larga vida aceptando alumnos en su Escuela Iniciática del Desierto. La Iniciación Mosaica se especializó en las pruebas de orden moral y espiritual, atenuando y aún suprimiendo las pruebas de orden material acostumbradas en las Inciaciones de los Templos Egipcios. Estos Iniciados fueron siglos más tarde los Esenios de donde saldría Jashua de Nazareth. Moisés eligió el Monte Nebo para terminar su fecunda vida, no castigado por el Dios Uno , Invisible y Eterno, sino por pura elección de su espíritu que dedicó por temporadas breves a la vida contemplativa, aunque su alma esposa le decía que él no necesitaba a las criaturas pero éstas sií le necesitaban a él, por eso pasó muchos años con su pueblo antes de subir al Monte Nebo. Antes de ello eligió a doce de sus mejores Iniciados y les mandó en grupos de tres a los cuatro puntos cardinales para extender su obra. Posteriormente se ha querido interpretar que esos doce representaban a las 12 Tribus de Israel, si bien la lógica nos dice que los mesías enviados por la Eterna Potencia, no pertenecen a ninguna raza. Moisés murió solo, acompañado de su hijo Esen que es quien pudo describir los dias postreros del Moisés genial que la humanidad admiró siempre a pesar de las desfiguraciones infamantes que la ignorancia y fanatismos humanos tuvieron la mala idea de hacer. Cerramos esta página transcribiendo literalmente el final del libro escrito por Hilarión del Monte Nebo y que se titula BROCHE DE DIAMANTES. "Amable lector, permíteme que cierre con un broche de diamente este álbum de relatos mosaícos extraídos de los Eternos Archivos de la Luz. Y le llamo broche de diamentes porque la más brillante lógica lo hace invulnerable. Si has leído comprendiendo y meditando, habrás llegado a la convicción de que Moisés no sólo no ha sido reconocido por sus historiadores como el hombre genial designado por el Eterno Padre Invisible, como Legislador, Conductor y Guia de la Humanidad. Y tan es verdad que no lo han reconocido, que lo han hecho autor de las más ruines bajezas y horribles crímenes, como son las matanzas en masa que refieren ordenó en diversas oportunidades, y sobre ciudades y países que sus habitantes nativos defendían de la invasión que los israelitas pretendían ejercer. En una biblia editada en Buenos Aires en el año 1946 por respetalbes eclesiásticos católicos afirma la siguiente: "Durante el transcurso de los siglos, la Biblia ha sido traducida muchas veces. La más famosa entre las versiones griegas es la llamada 'De los Setenta' por presumirse que ese fue el número de los traductores, los cuales comenzaron su trabajo hacia el año 286 antes de Jesucristo y lo terminaron mucho antes del 130. Muy respetables escritores ingleses afirman que esos setenta traductores eran Doctores de Israel y los designa pertencientes a la Tribu de Judá que siempre fue a la cabeza de todas las expediciones guerreras de la raza, según su propio historiador Flavio Josefo, en su extensa y minuciosa obra titulada "Las Guerras de los Judios". La más estricta y razonable lógica nos permite también presumir que esos traductores quisieron justificar las matanzas horribles y salvajes realizadas por el pueblo de Israel en su avance hacia la Palestina, atribuyéndolas a una orden de Moisés, que recibió del cielo la Divina Ley del Amor Fraterno entre cuyos diez mandatos aparece aquel "No matarás", como escrito con fuego ardiente. Si bien se medita esa sublime y eterna Ley, también la lógica nos permite presumir que el que recibió y vivió esa Ley cuyos diez números son un vivo reflejo de amor desde el primero al último, pues tienden todos a evitar todo daño a mal a nuestros semejantes, no podría, ni debía, ni lo hizo jamás, mandar exterminar con crueles degollaciones a hombres, mujeres, ancianos y niños de los países y ciudades por donde debían pasar las huestes israelitas, como en efecto hicieron, según lo relata la biblia editada en 1946 en Buenos Aires. H. De M. Nebo
Las bellas imágenes del monte Sinaí que habéis visto a lo largo de esta web, son fotografías tomadas en directo en el lugar que se indica, tal y como se ve en la actualidad, cedidas para esta página por mi amigo Enrique Del Palacio de Barcelona. La fotografía de la estatua de Moisés, la hizo mi hermano Fernando de Zaragoza, en un viaje que hizo a Berna (Suiza).
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